domingo, 5 de septiembre de 2021

Manual cuando vienen mal dadas....

Todas las temporadas están marcadas por unos mismos parámetros en sus inicios: el optimismo. Los proyectos deportivos profesionales o semi-profesionales comienzan todos on fire!!!! Siempre se han hecho las mejores plantillas, se han fichado a los mejores entrenadores, se dan todos los condicionantes para que el proyecto funcione....,, todo ilusión y optimismo. Pero desgraciadamente, algunos, al poco tiempo comienzan a cojear y los cambios, ceses, modificaciones, rápidamente adquieren un protagonismo inquietante.

Está claro que el objetivo inicial tiene el gran condicionante de los presupuestos, ceñirse a ellos y además configurar una plantilla de calidad que responda a las expectativas marcadas suelen ser armas de doble filo que no siempre suelen ir de la mano.

El proceso cuando un equipo no carbura suele seguir un "orden natural", primero se echa al elemento más flojo de la plantilla y se le cambia por otro que generalmente suele ser del mismo perfil, o a veces más bajo, que va a llegar como revulsivo. Por lo general eso no suele suceder y a la tercera semana cuando se ha pasado el "subidón" la realidad se impone a la ilusión y el rendimiento del recién llegado no mejora las prestaciones del grupo.

Si el tema no mejora la directiva le mete mano a la vida extradeportiva de la plantilla: puntualidad, hábitos nocturnos, implicación con las actividades del club...., cuestiones que al principio no suelen ser "importantes" pero que cuando van mal dadas adquieren un cariz casi trágico para el supuesto buen rendimiento. Se toca la nómina, en la mayoría de los casos, y se les pide más implicación.

Si lo anterior no funciona se comienza a cuestionar la valía del míster. Ese que había venido para hacernos grandes de repente es un minga fría que no tiene capacidad de controlar el vestuario y se busca un dinosaurio, de esos que suelen estar esperando el pinchazo de un equipo para volver a ejercer y básicamente hacer caja. Al principio de temporada su perfil no encajaba demasiado con nuestro proyecto, pero de repente es el salvador y su metodología es la idónea para "salvar los muebles". Según su peso se cambiara a uno o varios elementos de la plantilla (por lo general los gallos del vestuario) y se incorporarán jugadores afines al nuevo técnico. Tampoco suelen aportar grandes cosas al proyecto deportivo pero así al míster se le da lo que él quiere para que nos arregle el tema.

En pocas ocasiones se le da la vuelta la verdad sea dicha, aunque la mayoría de las veces la cosa suele acabar mal. Alguna que otra resulta y se acaba dignamente la temporada justificando el proyecto.

No quiero ser cenizo pero antes de Navidades tendremos varios casos…, seguro.

La historia se repite año tras año, temporada tras temporada. 

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