jueves, 9 de octubre de 2014

SUPER FARRAGOSO

Hoy leía la entrevista a Alfonso Reyes en el Mundo Deportivo, extensa y tocando puntos caliente, en la que el presidente del sindicato de jugadores se lamentaba de la poca ética demostrada por el asunto de los pasaportes exprés. Personalmente coincido plenamente con sus observaciones al respecto, la ética brilla por su ausencia, pero es LEGAL así que poco se puede rascar en ese tema. Los clubes le dan mucho a la cabeza para hacer sus plantillas más poderosas y ajustarse a las normas.

Desde el inicio de los tiempos se ha buscado refugio en los trucos legales para poder tener jugadores en plantilla, foráneos por supuesto. Hace unos años también el tema de los matrimonios trajo cola, no fueron pocas las sospechas de que algunos jugadores los contraían de manera acordada, con personas que prácticamente ni conocían, previa satisfacción económica para la contrayente claro. Los matrimonios de conveniencia no eran una buena alternativa y levantaba muchas suspicacias, por lo que los clubes abandonaron esta práctica rápidamente.

Ahora son los pasaportes, clama al cielo la relativa facilidad con la que se consiguen y un jugador se convierte en hábil para participar en las competiciones ajustándose a la legalidad. Desconozco si es una práctica habitual en el resto de Europa, pero a primera vista parece que la piel de toro se encuentra a la cabeza de este más que dudoso ranking de captación, o al menos en España es el país donde más se denuncian públicamente este tipo de actividades.

Personalmente creo que el jugador que acepta y consiente este tipo de prácticas debe ser considerado un mercenario y no un trabajador de éste deporte. Y que nadie me venga con el rollo ese de que son profesionales y que están obligados a hacer lo que sea para ganar dinero, consienten y son plenamente conscientes de que su posición roza la fina línea de la legalidad/ilegalidad. No me merece mucho respeto profesionalmente y es un claro ejemplo de que su ética personal se cuantifica en euros/dólares. Así que si se rompen en la cancha no me alegro……, pero tampoco me inspiran ningún tipo de pena si eso les sucede.

La culpa de que todo este tipo de cosas las tienen los clubes, que son los que recurren a éste tipo de actividades para fortalecerse. Está claro que se pasan la ética por el arco del triunfo y aplican el “todo vale” para conseguir objetivos. Muy lícito y, posiblemente, una solución que les permite ahorrarse algo de pasta porque está claro, la base fundamental de todas estas historias es el euro y el hambre de subir un peldaño en la competición.

Nadie obliga a los clubes a hacerlo y eso lo tenemos todos claro, lo mismo que tampoco nadie les obliga a formar jugadores nacidos en otros países etc, etc,etc….Que sí, que todos se acogen a la legalidad y que no hay por donde pillarles, pero que no se nos olvide que, el baloncesto profesional, es un negocio que se sustenta gracias al apoyo de miles y miles de aficionados. Las opiniones de sus seguidores deberían ser tenidas en cuenta, aunque todos coincidiremos en que lo más importante para el 90% de los aficionados es que su equipo gane, da igual que haya 11 chinos o 11 españoles. Pero bueno, oír a ese 10% no estaría mal......

En este momento económico y social que vivimos, hacer referencia a la ética que se debería seguir en el deporte es una cuestión absolutamente banal, máxime cuando estamos cansados de ver en la tele chorizos que funden tarjetas fantasmas en pegarse la vida padre.

La piel de toro no deja de sorprender al mundo……., si se encauzara toda esa capacidad tan creativa de estar fuera de la legalidad, la península sería la primera potencia mundial.


Pero lamentablemente los toros, la peineta y la paella siguen siendo nuestro referente mundial, la marca España……, que tristeza de país.

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