Por segunda vez el otro día leí que (un jugador de
peso lo comentaba) se estaba barajando la posibilidad de un nuevo cierre de la
NBA a la finalización del acuerdo actual. El nuevo contrato firmado con la
televisión, en el que casi se triplica la pasta que se paga por los derechos,
ha desatado la codicia de los jugadores que ya están empezando a preguntar qué
parte del pastel les toca. Curiosamente las voces reivindicativas que se están
dejando oír, no son de los que vayan a tener que vender seguros cuando su
carrera deportiva se acabe.
Como casi siempre en la vida, el que más tiene más quiere y de esa máxima no
se libran ni las estrellas de la NBA. Figuras importantes de esa competición,
con muchos ceros en sus contratos, se están descolgando con sus aportaciones a
la mejora de la liga, la más sangrante es la económica. Kevin Durant y Kobe
Bryant se han puesto al frente de la cruzada, que parece van a emprender, para
aumentar (un poco más) su inmenso patrimonio personal.
El argumento es el de siempre, que si no fuera por
los jugadores y su enorme calidad/profesionalidad el negocio no funcionaría,
obviamente quieren que se les recompense por hacer bien su trabajo. Porque
jugar a baloncesto es su profesión, que no se nos olvide (como la de ser
caldereros, albañiles, fresadores o barrenderos) y como corresponde se les
retribuye con un salario generoso, muy generoso. Entiendo que lo que ahora
buscan es una paga de beneficios, algo de lo más normal, algo que los
caldereros, albañiles, fresadores o barrenderos pueden hacer cuando quieren en
sus empresas.
Soy de la opinión que los empresarios son unos
sinvergüenzas (en su inmensa mayoría), que buscan obtener el mayor beneficio
posible con el mínimo coste y que sus empleados tienen la obligación de darles
las gracias por el riesgo que ellos corren. También es cierto que (hay que
reconocerlo) la pasta que arriesgan es la suya, así que si el negocio no
funciona pues se tienen que joder. No soy partidario de que los jefes te
agradezcan nada, pero tampoco soy partidario de ese pensamiento (prepotente
donde los haya) en el que los currelas somos el pilar angular de que todo
funcione. Cada uno en su sitio.
Otra rutilante estrella se ha manifestado favorable
a la reducción de la liga regular, que eso de jugar 82 partidos que es una
sobrada, que con 60 serían suficientes, que deberían de ser conscientes de que
la calidad no se puede estirar tanto. Claro, imagino que esa petición
comprenderá también una reducción salarial importante….., digo yo….. Pero creo
que esa idea no tiene cabida en la mente de los currelas de la NBA, pero la de mejora mis condiciones de trabajo y déjate
de chorradas pues creo que tiene más peso. Otro ramalazo de prepotencia.
Me imagino a un calderero, albañil, fresador o
barrendero pidiéndole a su gerente que le reparta beneficios y que eso de
trabajar 330 días al año se acabó, que 230 ya son suficientes. También me los
imagino en la puerta del INEM pidiendo el paro.
Una falta de respeto a mucha gente la de estos
tipejos.
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