Creo que es el mejor titular para este artículo,
porque Gerdau estuvo muy disperso en muchos momentos del partido pero supo
llevarse una victoria ante el Araba. Las alavesas demostraron estar muy por
debajo del nivel de las gipuzkoanas pero en un grandísimo último cuarto (sin
complejos) llegó a empatar un partido que no supo rematar. Las de Iraurgi
siguen ocupando la tercera posición y la comparten con Gernika, su próximo
rival la semana que viene. Dispersas pero con capacidad de reacción cuando hace
falta, que es lo importante.
Los primeros compases del partido tuvieron dos
denominadores comunes en ambas escuadras: la precipitación y las imprecisiones.
Los dos equipos trataron de imponer defensas agresivas pero sin llegar a hacer
buenos ajustes, muchos kilómetros recorridos pero con poca recompensa. Estaba
claro que el equipo que dominase el rebote se llevaría el primer parcial y, en
esa faceta, Gerdau tenía las de ganar. Las segundas opciones permitieron a las
locales abrir una pequeña brecha en el marcador (15-9) pero sin llegar a tener
el control del partido. Iraurgi no acababa de mejorar sus prestaciones
defensivas y se percibía que no sería una mañana relajada.
En el segundo cuarto no cambiaron mucho las cosas
para las locales que no conseguían la fluidez anotadora suficiente para romper
el partido. El trabajo defensivo no alcanzaba su plenitud y (como siempre) la
defensa de los cortes suponía un lastre para las dirigidas por Luis. Araba sí
que se enchufó en defensa y obligó a Gerdau a jugar mucho tiempo en estático,
frenar el contraataque era fundamental para estar en el partido con opciones,
pero en ataque no rentabilizaba el esfuerzo realizado atrás. Iraurgi seguía
controlando el rebote y le permitió sumar nuevamente el parcial del cuarto
((14-11) y marcharse con +9 al vestuario.
Tras el descanso siguió la misma dinámica en ambos
equipos y el partido se volvió gris para los espectadores. Las locales salieron
con la consigna de meterle ritmo al partido pero las imprecisiones en ataque
generaron muchísimas pérdidas, la toma de decisiones tampoco es que fuera la
mejor del mundo mundial y las jugadoras se empeñaron en hacer tiros que no son
los suyos. El trabajo defensivo fue bueno y las visitantes no eran capaces de
dar más de tres pases en cada ataque. Las alavesas se volvieron completamente
anárquicas y la mayoría de sus posesiones ofensivas se resolvían con tiros
precipitados, excesivo individualismo y muy poco espíritu colectivo. Nuevamente,
el control del rebote permitió llevarse el cuarto a las locales por 12-6,
parecía que el partido estaba bien encarrilado en lo que al marcador se
refiere.
Una defensa zonal (la más indisciplinada que he
visto en los últimos años) bloqueó del todo a Gerdau, no tenía la paciencia
suficiente para buscar las mejores opciones ofensivas y ello se transformaba en
una mala selección. Las alavesas se crecieron tanto que se hicieron también con
el control del rebote y fueron recortando las distancias en el marcador hasta
empatar el partido a falta de tres minutos para el final. Pero un 2+1 de Larraitz
(despiste gordo de Araba) devolvió la luz a Iraurgi, encendió el interruptor
que hacía falta para volver al partido. Las alavesas se quedaron tocadas, dudaron,
dos ataques precipitados y sin demasiado sentido daba serenidad a las locales
que recuperaban el control del partido en el momento preciso. Un rebote +
canasta tras un tiro libre fallado cerraba el marcador para Iraurgi (51-46) que
perdía el parcial (10-20) pero sumaba una victoria que se había puesto muy
cara.
Gerdau sigue sumando y eso es lo que cuenta en la
competición. Está claro que tiene que seguir trabajando duro en conceptos
defensivos y buscar una continuidad ofensiva en todos los partidos.
Perseverando, la continuidad en el buen juego llegará en breve, no
tengo ninguna duda.
Mimbres hay.
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