Es una de
las eternas preguntas que nos podemos hacer durante nuestras vidas. ¿Es mejor
andar con los mejores aunque termines último? o por el contrario lo mejor es
¿ser el líder de los segundones? Supongo que tras la campaña del año pasado en
LF1, más de uno se lo habrá preguntado en Galdakao. Pero podemos rizar el rizo,
y si decimos que queremos ser cabeza de ratón, ¿qué objetivo nos marcaríamos?
Probablemente el de intentar subir de categoría y hacer todo lo posible para
mantenernos entre los mejores. Eso es lo que se han propuesto en el GDKO Ibaizabal. La temporada pasada
tiene que servir a las de Iñigo Sainz
Trápaga para aprender y ser más fuertes.
Habiendo
mantenido prácticamente la estructura del equipo con alguna reincorporación
importante como Margaret Roundtree las
vizcaínas han comenzado la temporada bajo el lema VOLVEREMOS. Parten como unas de las favoritas para el ascenso y no
han empezado mal del todo las cosas, ya que tras la primera jornada son líderes al haberle ganado por 66 a 38 al Universidad de Valladolid. El
polideportivo Urreta es significado de victoria en LF2 y manteniendo la ideas
de juego claras, bajo el amparo de sus fieles seguidores seguirá siendo un
fortín.
Sainz
Trápaga tiene la suerte de mantener un bloque que se conoce a la perfección y
eso ayudará a que desde un principio el equipo ruede mejor. Pero todo equipo
conjuntado necesita de un líder por lo menos. En el vestuario seguirá siéndolo
la capitana Ainara Ramasco en su
decimotercera campaña en el primer equipo de su pueblo. Pero en la cancha será
la argentina Cecilia Liñeira la que
se lleve todos los flashes. Una alero que con muy buen tiro exterior, pero a la
que no le importa entrar a jugar bajo los aros, donde suele hacer mucho daño a
sus adversarias. Ya el primer partido de temporada terminó con 19 puntos y 8
rebotes, y teniendo en cuenta que en años anteriores siempre ha solido rozar el
doble-doble de media, no cabe duda de quién será la purasangre de las canchas.
Pero para
que los purasangres destaquen hay que rodearlos de mulas que trabajen. Y cuanto más trabajo puedan echarse las mulas
sobre sus espaldas mejor. Las vizcaínas son mulas de las buenas, de las que no
se cansan de trabajar, y eso hace que hasta el rival más rico técnico y táctico
sufra cuando tiene que enfrentarse a ellas. Ojalá este año puedan conseguir la
proeza de hace dos temporadas, y podamos el año que viene estar hablando de la cola de León que intenta ser cabeza félida.
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