Así concluye una entrevista que le han realizado a
Miguel Betancor en SILBANDING es un comentario que comparto y me encanta
leerlo. Sería una necedad negar la evidencia de que el canario fue (y será por
los siglos de los siglos) una de las mayores referencias del arbitraje español
de todos los tiempos, aunque personalmente creo que su última etapa en ACB tuvo
más sombras que luces y marchaba un poco por libre. Pero es innegable que esa doctrina
que apunta el canario es difícil de cumplir en muchos casos.
Porque imagino que en todas las provincias sucede lo
mismo que en Gipuzkoa, que el número de partidos que el colectivo arbitral
tiene que cubrir es tan desproporcionado que, cada miembro del comité tiene que
hacer entre 4 y 8 partidos todos los fines de semana. Bendito sea ese problema
por lo que significa: un montonazo de gente jugando al mejor deporte del mundo.
Pero lamentablemente la vocación arbitral no es tan intensa como las ganas de
jugar a baloncesto y eso se cuantifica en un número infinitamente pequeño de
árbitros y oficiales de mesa.
Los frikis que se dedican a ésta ingrata profesión (porque
hay que ser un poco masoquista para ejercer de trencilla) en mi provincia, no
tengo la menor duda de que su intención clara es la de arbitrar y no la de
pitar, pero a nadie se le puede escapar que cuando vas por el cuarto partido en
el mismo día esa intención se queda sólo en eso. Un árbitro o un oficial de
mesa que tiene dos Ligas Vascas por la mañana + un nacional a primera hora de
la tarde + un provincial, es imposible que llegue al último y la mitad de
sus acciones sean pitadas y no
arbitraje. Nadie me puede negar eso y si lo hacen se auto engañan.
La colaboración por parte de los entrenadores y
jugadores tiene que ser primordial eso también está claro, tenemos que ser
gente comprensiva con el terrible esfuerzo que tienen que hacer y facilitarles
las cosas, pero ellos también tienen que ser constantes en su esfuerzo y
demostrarnos que nos dan su 100%, el que pueden darnos, sin dosificarse. Pero
lamentablemente muchas veces nos toca a todos sufrir soberbia en lugar de
humildad, como en todos los estamentos de este deporte siempre hay personajes
que se refugian en la chulería y la prepotencia para tapar sus deficiencias o
frustraciones.
La solución es difícil nunca habrá tantos árbitros
ni oficiales de mesa para hacer 4 partidos por fin de semana, una cifra aceptable
aunque también exagerada, así que tenemos la obligación de mantener un respeto
mutuo total. Pocas veces un arbitraje te hace perder o ganar un
partido. Pocas veces un jugador salta al campo con la intención de culpar al
árbitro de sus malas decisiones. Pocas veces un entrenador se refugia en el
arbitraje para justificar su mal planteamiento. Pocas veces un árbitro viene
con la idea de joderte.
Si todos nos respetamos, todos estaremos mejor.
Eso sí, gente que piensen lo contrario a la idea que
lanzo en este artículo los hay y los habrá siempre, es inevitable, tenemos que
vivir con ello.
PITAR ?, todo el mundo sabe soplar un silbato. ARBITRAR ?, algo muy grande, que no está al alcance de todos, y los que lo practican saben su inmensa responsabilidad por el gran respeto que tienen por los equipos. ¿ Lo mejor ?, que al final del encuentro te den la mano el equipo perdedor porque el ganador siempre te la dará.
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