Cuando un equipo pierde tres jugadoras importantes,
las tres por problemas de rodilla que pueden apartarlas de la práctica activa
del baloncesto, está claro que su capacidad de hacer buen baloncesto es corta. La
mala fortuna se ha metido en alguna mochila del Zurt y sus últimas apariciones
han dejado tocadas a las chicas de Iraurgi. Las victorias suelen ser las que
cargan pilas y más si las consigues sacando raza ante la adversidad, echándole
ovarios. El sábado fue una victoria sufrida, muy sufrida (baloncesto poco),
pero son de las que te vas a casa pensando que has presenciado un derroche
generoso de espíritu.
Las locales saltaron a la pista mal, con ganas de
hacer cosas pero sin demasiada convicción en su principal argumento: el trabajo
defensivo. Estuvieron intensas en el 1x1 con balón pero se olvidaban (o
llegaban muy tarde) a las ayudas y segundas ayudas. Las exteriores apenas
colaboraron en el rebote, no ya por su captura, sino porque se olvidaban de
cerrar a sus pares, así que las interiores sufrieron para sumar en esta faceta.
En ataque mal, mucho individualismo y poco espíritu colectivo, la precipitación
siempre es una mala aliada. Las visitantes lo vieron claro: apretar al límite
en defensa y buscar los desajustes del rival en ataque. Dominaron sin alardes y
ganaron 9-13 el primer parcial.
La Salle buscó romper el partido aprovechando el
desorden de ideas y de espíritu del Zurt, subió la intensidad defensiva hasta
el límite y entendió muy bien el criterio arbitral adoptado. Las de Iraurgi
reflejaron su impotencia en los trencillas en lugar de adaptarse, personalmente
entiendo que el criterio que adoptaron los árbitros sería más beneficioso para
ellas que para La Salle, pero cuando estás mal siempre ves fantasmas. Las
visitantes controlaron el cuarto desde el principio hasta el final amparadas en
un grandísimo trabajo en la pintura, Vazquez se hizo dueña absoluta del rebote, mientras Zurt se volvía loco en ataque y las jugadoras hacían la
guerra por su cuenta. 9-14 favorable a las vizcaínas y al descanso con caras de
preocupación las de Joseba.
El comienzo del tercer cuarto fue ilusionante, las
de Iraurgi salieron enrabietadas y con ganas de darle la vuelta al partido,
pero la chispa les duró 2 minutos solamente. La Salle aguantó el tirón y supo
reconducir la situación, apretaron hasta el infinito nuevamente y provocaron un
nuevo apagón de espíritu de Zurt que se volvía a perder por el campo y seguía
buscando fantasmas donde no los había. Las visitantes rotaron mucho, su físico
no dio la sensación de estar muy bien y se lo tomó con calma. Para qué apretar
más si todo marcha bien. Pero en el minuto 8 llegó un nuevo subidón y las
locales se pusieron a currar como bestias en defensa. Una presión asfixiante descolocó
al rival que perdió el sitio y vio como Iraurgi se llevaba la victoria en el
cuarto por 13-12. ¿Sería la reacción definitiva? ¿Serían capaces de darle
continuidad?
A Iraurgi le llegó su momento, había sido capaz de
estar en el partido sin hacer grandes cosas y le tocaba demostrar los motivos
por los que está en la zona alta de la tabla. Se lanzaron a una batalla
descarnada en defensa, apretaron y apretaron hasta llegar al límite (por fin
entendieron el criterio arbitral y se aliaron con él) mientras La Salle
empezaba a flaquear. Las visitantes perdieron el control a pesar del partidazo
de Pérez (jugó con problemas de espalda) que se empeñaba en hacer un roto a las
de Joseba. Pero se ahogaron con la intensidad defensiva y recibieron un severo
castigo, Iraurgi martilleó el aro rival sin piedad y recortó las distancias
hasta la mínima expresión.
Crecidas y con la convicción clara de que había
posibilidades de victoria llegó el momento clave del partido. A falta de dos minutos el entrenador visitante
pidió reiteradamente una antideportiva y los árbitros castigaron su énfasis. Su
equipo se fue del partido completamente y Zurt tuvo claro que la victoria se
quedaría en casa el sábado. Gestionó mejor las últimas posesiones y se llevó
una victoria que se había puesto muy cara (58-53), una victoria de raza, de
esas que te permiten marcharse a casa con una sonrisa. 27-14 de parcial, claro
indicador de que Iraurgi hizo su mejor cuarto.
No hay que engañarse porque estas victorias suelen sumarse
pocas veces. Zurt tiene que levantar la cabeza y trabajar, olvidarse de sus
problemas, olvidarse de sus bajas, no enrocarse en la mala suerte para dejar de
rendir en el campo. En definitiva lo que hay que seguir haciendo es crecer como
equipo, las bajas las cubrirán las jugadoras del júnior y seguro que lo harán
bien.
El sábado no fueron un equipo, fueron individualidades
que le echaron casta y sacaron el partido adelante, fueron demasiado
individualistas. El poder de este equipo está en eso……, en ser un equipo……, en
obligar a que todas las jugadoras que están asuman la parte de responsabilidad
que les corresponde…….
Trabajo + confianza + un poco de suerte = Victorias
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