Durante el
confinamiento me llegó un mensaje de Andoni, un exjugador, en el que me
comentaba una grandísima idea: montar un grupo de wsap para mantener contacto y
pasarnos material antiguo. Andoni formó parte de una generación que tuve la
enorme suerte de entrenar en Iraurgi, un grupo de jugadores que, sin tener pedigrí,
sí que apuntaban una grandísima capacidad de trabajo. Fue la mejor temporada
que he vivido en el club azpeitiarra.
Y no fue por
lo títulos que ganamos, que no fue ninguno, sino porque conseguimos conectar y
disfrutar de una temporada espectacular en todos los aspectos. Todos eran “B”,
tan sólo alguno acudía ocasionalmente a entrenar y jugar con el Liga Vasca, por
lo que tuve la enorme suerte de contar con ellos para entrenar casi todos los
días de la temporada. ¿Por qué conectamos tanto? Pues básicamente por dos
cuestiones que para mí son sagradas: el cariño y la participación.
Mi stage
técnico y yo rápidamente nos dimos cuenta de que muchos no tenían una buena
autoestima deportiva, algo lógico cuando formas parte de la segunda y tercera
unidad en cada equipo en el que habían estado. Rápidamente nos pusimos a
recomponer esa autoestima de la única manera que sabemos: trabajando. Les
hicimos ver que el trabajo fortalecía su espíritu y ellos vieron cómo eran
capaces de hacer cosas que hasta ese momento no se habían planteado. Por
supuesto que hubo broncas, pero siempre eran positivas y obligándoles a “creérselo”,
los sistemas de juego que les impusimos les obligaban a la toma de decisiones
constante y esa fue la clave de que le dieran la vuelta a ese déficit. En el
último tramo de la temporada todo fue rodado y los entrenos eran auténticas
fiestas del 3x3x3 y 4x4x4 con la inestimable participación de mis ayudantes que
se ponían de corto también.
La
participación de TODOS es algo que también he tenido clara siempre en
formación. Sé que es un tema que levanta ampollas entre los “busca resultados”, pero a mí siempre me
ha parecido OBLIGATORIO que todos los jugadores participen de todo. Obligarles
a tomar decisiones en el campo en los momentos difíciles siempre ha sido mi
lema, así que en contadas ocasiones terminamos los partidos con el quinteto
titular. Unas veces salió cara…muchas otras salió cruz…., pero es lo que tiene
arriesgar y pensar que cualquiera de tus jugadores puede meter la canasta
ganadora. Muchos entrenadores en el club nos miraban “fuerte”, es difícil sacrificar el GANAR SIEMPRE CON LOS MISMOS por
el A VER SI CONSEGUIMOS GANAR CON TODOS, tampoco pretendíamos que nos entendieran….,
a nosotros nos funcionaba y punto.
Con el paso
de los años adquieres más conciencia todavía de lo que conseguimos hacer con
aquellos chavales, les dimos las herramientas para ser buenos deportistas y que
adquiriesen un mejor concepto de ellos mismos. Les dimos calor humano y les
exigimos que nos lo devolvieran con trabajo y con una sonrisa. Ellos aceptaron
las condiciones y el resultado fue soberbio.
No ganamos
nada, no fuimos el mejor equipo de la liga, la cagamos infinitas veces….., pero
la única manera de que yo vuelva a sentarme en un banquillo será encontrar 12
jugadores o jugadoras de ese perfil de “bondad infinita” que tanto me hicieron
disfrutar.
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