sábado, 9 de mayo de 2020

Bondad infinita


Durante el confinamiento me llegó un mensaje de Andoni, un exjugador, en el que me comentaba una grandísima idea: montar un grupo de wsap para mantener contacto y pasarnos material antiguo. Andoni formó parte de una generación que tuve la enorme suerte de entrenar en Iraurgi, un grupo de jugadores que, sin tener pedigrí, sí que apuntaban una grandísima capacidad de trabajo. Fue la mejor temporada que he vivido en el club azpeitiarra.

Y no fue por lo títulos que ganamos, que no fue ninguno, sino porque conseguimos conectar y disfrutar de una temporada espectacular en todos los aspectos. Todos eran “B”, tan sólo alguno acudía ocasionalmente a entrenar y jugar con el Liga Vasca, por lo que tuve la enorme suerte de contar con ellos para entrenar casi todos los días de la temporada. ¿Por qué conectamos tanto? Pues básicamente por dos cuestiones que para mí son sagradas: el cariño y la participación.

Mi stage técnico y yo rápidamente nos dimos cuenta de que muchos no tenían una buena autoestima deportiva, algo lógico cuando formas parte de la segunda y tercera unidad en cada equipo en el que habían estado. Rápidamente nos pusimos a recomponer esa autoestima de la única manera que sabemos: trabajando. Les hicimos ver que el trabajo fortalecía su espíritu y ellos vieron cómo eran capaces de hacer cosas que hasta ese momento no se habían planteado. Por supuesto que hubo broncas, pero siempre eran positivas y obligándoles a “creérselo”, los sistemas de juego que les impusimos les obligaban a la toma de decisiones constante y esa fue la clave de que le dieran la vuelta a ese déficit. En el último tramo de la temporada todo fue rodado y los entrenos eran auténticas fiestas del 3x3x3 y 4x4x4 con la inestimable participación de mis ayudantes que se ponían de corto también.

La participación de TODOS es algo que también he tenido clara siempre en formación. Sé que es un tema que levanta ampollas entre los “busca resultados”, pero a mí siempre me ha parecido OBLIGATORIO que todos los jugadores participen de todo. Obligarles a tomar decisiones en el campo en los momentos difíciles siempre ha sido mi lema, así que en contadas ocasiones terminamos los partidos con el quinteto titular. Unas veces salió cara…muchas otras salió cruz…., pero es lo que tiene arriesgar y pensar que cualquiera de tus jugadores puede meter la canasta ganadora. Muchos entrenadores en el club nos miraban “fuerte”, es difícil sacrificar el GANAR SIEMPRE CON LOS MISMOS por el A VER SI CONSEGUIMOS GANAR CON TODOS, tampoco pretendíamos que nos entendieran…., a nosotros nos funcionaba y punto.

Con el paso de los años adquieres más conciencia todavía de lo que conseguimos hacer con aquellos chavales, les dimos las herramientas para ser buenos deportistas y que adquiriesen un mejor concepto de ellos mismos. Les dimos calor humano y les exigimos que nos lo devolvieran con trabajo y con una sonrisa. Ellos aceptaron las condiciones y el resultado fue soberbio.

No ganamos nada, no fuimos el mejor equipo de la liga, la cagamos infinitas veces….., pero la única manera de que yo vuelva a sentarme en un banquillo será encontrar 12 jugadores o jugadoras de ese perfil de “bondad infinita” que tanto me hicieron disfrutar.

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