domingo, 4 de septiembre de 2011

MIS NIÑAS

Como todos los veranos me he dedicado a trabajar con todo el material que tengo acumulado y bastante desatendido. Reorganizar los múltiples DVD que tengo en mi poder es una tarea a la que sólo le puedo dedicar tiempo en agosto. Así que el día 1 me puse a la faena y he subido a mi página en Youtube unos cuantos partidos que podéis visualizar si así lo deseáis. Este verano les ha tocado a mis niñas ser las protagonistas.

Tras la fase de ascenso en Vinaroz decidí volver a las cavernas del basket femenino. Necesitaba recuperar estímulos olvidados y volver a trabajar con jugadoras en edad de formación. Así que pedí a mis “jefas” en Abaroa que me asignasen el segundo cadete del club, el Cadete “B”, para  reciclarme al trabajo de base. Además con el compromiso de cumplir con un ciclo de dos años y entrar en Liga Vasca en la segunda temporada. El club accedió y entonces las conocí.

Creo que nos caímos bien desde el primer momento. Un vínculo de unión muy fuerte surgió en el grupo. Todas amaban el basket y comulgaban con mi teoría de que siempre hay que dar el 100% de esfuerzo. Así que fue muy fácil hacerlas “grandes” y que rindieran a un nivel extraordinario en la competición. Técnicamente venían con una buena iniciación en todos los fundamentos, por lo que potenciamos más el trabajo táctico, marcando un estilo de juego de máxima optimización.

Además hicimos un trabajo sicológico excepcional. Engordamos su autoestima y les hicimos “creerse buenas”, que podían jugar bien a basket y además DIVIRTIENDOSE, algo que se nos olvida muy a menudo a los entrenadores. Nos clasificamos para semifinales y el Cadete “A” de nuestro club puso freno a nuestra buenísima trayectoria deportiva. A pesar de que era lógico que así sucediera, ofrecimos nuestra mejor cara deportiva en el primer partido del cruce y a dos minutos para la conclusión  teníamos opciones de victoria (remontamos 14 puntos y empatamos el partido) Pero su físico de segundo año nos machacó en el tramo final. En el segundo partido nos pasaron por encima.

Un grupo excepcional, con una calidad humana impresionante y con unas ganas de aprender que jamás había visto en un grupo de primer año. Les dimos mucho cariño y conseguimos con ellas una complicidad maravillosa. Grandísimas personas. Las hijas que todo padre desearía tener. Nunca me he divertido tanto entrenando, nunca he recibido tanto a cambio de tan poco,………., nunca las voy a poder olvidar.

Las recuerdo todos los días. Un peluche de tamaño industrial (un burro) que invade mi cama cuando me levanto de ella y una foto colgada encima de la pantalla del ordenador me ayudan a tenerlas en mi mente en todo momento. Las cosas buenas que te suceden en la vida hay que tenerlas muy presentes, te ayudan a no perder la fe en este deporte, te recuerdan que merece la pena el esfuerzo.

Nuestra vinculación llegó a su fin en la segunda temporada. Mis discrepancias con el enfoque deportivo adoptado por el club, tras cometer un terrible error en la gestión de las licencias deportivas, me obligaron a abandonar el club a tan sólo una semana del inicio de la competición. Fue un terrible varapalo que truncó un viaje apasionante en nuestras vidas.

He coincidido con alguna por los campos. Tan sólo dos continúan jugando. Solamente con una mantengo un contacto fluido. Son cosas de la vida.

Estoy convencido que siguen recordando esa temporada. Que esbozan una sonrisa cuando el recuerdo retorna a su mente. Que recuerdan ese generoso derroche de esfuerzo que hicieron. Que se sienten orgullosas de haberse sentido jugadoras.

Pues eso……..mis niñas.

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