Pues por fin pude ver ganar a los cadetes del
Baskonia, tres partidos me ha costado pero por fin lo pude disfrutar. Palmaron
contra Iraurgi y también lo hicieron frente a Tabirako, en ambos partidos les
condenaron sus errores y un vacío de fe en sus posibilidades de victoria. Me
gusta cómo juega y creo que los jugadores tienen un gran talento, me gusta el
espíritu que trata de transmitirles su entrenador y ese empeño que pone en que
sean constantes en el trabajo. Esta vez le dieron la vuelta a una situación
complicada y sumaron una buena victoria. Todo a base de trabajo.
Desde el comienzo los dos equipos se lanzaron a una
intensa batalla por controlar el ritmo del partido. Ambos hicieron alarde de
una gran intensidad defensiva: presión todo el campo, muy activos en las líneas
de pase y una lucha descarnada por hacerse con el control del rebote.
Ofensivamente fue Baskonia quien estuvo más acertado en la primera mitad del
cuarto, mostraron más decisión a la hora de atacar el aro y tuvieron
recompensa. La segunda parte fue de Unamuno, sus interiores consiguieron el
control de la pintura y atacaron con paciencia buscando los desajustes
defensivos de los locales. Los detalles fueron los que decidieron y los
bizkainos se impusieron por 12-18.
En el segundo cuarto se mantuvo la igualdad. Ambos
equipos siguieron trabajando con firmeza en la faceta defensiva, el control del
rebote se postulaba como una de las claves para llevarse la victoria. Baskonia
en ataque generaba más posibilidades de hacer canasta pero su efectividad era
muy endeble. Los problemas de concentración en defensa comenzaron a aflorar en
las filas alavesas y Unamuno supo gestionar bien ese factor. Los bizkainos se
hicieron con el control absoluto de la pintura, se les veía más concentrados,
más pacientes, confiados en que su momento de romper el partido llegaría. 15-18
nuevamente para Unamuno y +9 al vestuario, una ventaja que podía ser
determinante.
Tras la reflexiones del descanso los locales
saltaron a la pista enrabietados y se pusieron a defender como si no hubiera
mañana. La presión fue feroz y se hicieron con el control total del partido,
pintura incluida. Forzaron los errores de sus rivales y los terminaron en
carrera. Unamuno se colapsó por completo, muchísimos balones perdidos en el
medio campo y completamente desubicados en defensa. Además empezaron a ver
fantasmas con silbato. Uno de los trencillas no estuvo nada fino, todo sea
dicho, pero perjudicó por igual a ambos equipos y no se le puede achacar los innumerables
errores no forzados cometidos. Baskonia hizo un cuarto casi perfecto y se lo
llevó con un contundente 21-11 que les ponía +1 en el marcador.
Unamuno permanecía sumergido en su agujero negro
particular, siguen equivocándose en la toma de decisiones una y otra vez. Su deficiente
trabajo defensivo permite a los locales seguir creciéndose y ampliar la
ventaja. El entrenador visitante atónito, no consigue reconocer a su equipo que
se dedica a jugar a un pase y un tiro las pocas veces que no pierde el balón.
Los alaveses mantienen (e incluso aumentan) su intensidad defensiva, la presión
todo el campo es total y con una efectividad impresionante, un auténtico
rodillo en la pista. El cuarto se resuelve favorablemente para los baskonistas
por 23-14.
Merecida victoria para los locales (71-61) y un notable
alto para su técnico. Supo sacarles a sus jugadores todo el carácter que les
había faltado en los anteriores encuentros que había presenciado.
El arbitraje más flojo que he presenciado en lo que
va de temporada. Uno con prismáticos pitando mientras el otro se ha matado a
trabajar. No han influido en el resultado pero si ha sido la nota negativa en
un gran partido. En un partido tan exigente como éste hay que ponerse las pilas
y no ir a ver qué pasa.
Es un privilegio pitar partidos así.
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