martes, 24 de febrero de 2015

ME HA COSTADO TRES PARTIDOS

Pues por fin pude ver ganar a los cadetes del Baskonia, tres partidos me ha costado pero por fin lo pude disfrutar. Palmaron contra Iraurgi y también lo hicieron frente a Tabirako, en ambos partidos les condenaron sus errores y un vacío de fe en sus posibilidades de victoria. Me gusta cómo juega y creo que los jugadores tienen un gran talento, me gusta el espíritu que trata de transmitirles su entrenador y ese empeño que pone en que sean constantes en el trabajo. Esta vez le dieron la vuelta a una situación complicada y sumaron una buena victoria. Todo a base de trabajo.

Desde el comienzo los dos equipos se lanzaron a una intensa batalla por controlar el ritmo del partido. Ambos hicieron alarde de una gran intensidad defensiva: presión todo el campo, muy activos en las líneas de pase y una lucha descarnada por hacerse con el control del rebote. Ofensivamente fue Baskonia quien estuvo más acertado en la primera mitad del cuarto, mostraron más decisión a la hora de atacar el aro y tuvieron recompensa. La segunda parte fue de Unamuno, sus interiores consiguieron el control de la pintura y atacaron con paciencia buscando los desajustes defensivos de los locales. Los detalles fueron los que decidieron y los bizkainos se impusieron por 12-18.

En el segundo cuarto se mantuvo la igualdad. Ambos equipos siguieron trabajando con firmeza en la faceta defensiva, el control del rebote se postulaba como una de las claves para llevarse la victoria. Baskonia en ataque generaba más posibilidades de hacer canasta pero su efectividad era muy endeble. Los problemas de concentración en defensa comenzaron a aflorar en las filas alavesas y Unamuno supo gestionar bien ese factor. Los bizkainos se hicieron con el control absoluto de la pintura, se les veía más concentrados, más pacientes, confiados en que su momento de romper el partido llegaría. 15-18 nuevamente para Unamuno y +9 al vestuario, una ventaja que podía ser determinante.

Tras la reflexiones del descanso los locales saltaron a la pista enrabietados y se pusieron a defender como si no hubiera mañana. La presión fue feroz y se hicieron con el control total del partido, pintura incluida. Forzaron los errores de sus rivales y los terminaron en carrera. Unamuno se colapsó por completo, muchísimos balones perdidos en el medio campo y completamente desubicados en defensa. Además empezaron a ver fantasmas con silbato. Uno de los trencillas no estuvo nada fino, todo sea dicho, pero perjudicó por igual a ambos equipos y no se le puede achacar los innumerables errores no forzados cometidos. Baskonia hizo un cuarto casi perfecto y se lo llevó con un contundente 21-11 que les ponía +1 en el marcador.

Unamuno permanecía sumergido en su agujero negro particular, siguen equivocándose en la toma de decisiones una y otra vez. Su deficiente trabajo defensivo permite a los locales seguir creciéndose y ampliar la ventaja. El entrenador visitante atónito, no consigue reconocer a su equipo que se dedica a jugar a un pase y un tiro las pocas veces que no pierde el balón. Los alaveses mantienen (e incluso aumentan) su intensidad defensiva, la presión todo el campo es total y con una efectividad impresionante, un auténtico rodillo en la pista. El cuarto se resuelve favorablemente para los baskonistas por 23-14.

Merecida victoria para los locales (71-61) y un notable alto para su técnico. Supo sacarles a sus jugadores todo el carácter que les había faltado en los anteriores encuentros que había presenciado.


El arbitraje más flojo que he presenciado en lo que va de temporada. Uno con prismáticos pitando mientras el otro se ha matado a trabajar. No han influido en el resultado pero si ha sido la nota negativa en un gran partido. En un partido tan exigente como éste hay que ponerse las pilas y no ir a ver qué pasa.

Es un privilegio pitar partidos así.

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