Hojeando el futuro calendario de la Euroliga para la
próxima temporada he llegado a esa conclusión, e imagino que los dirigentes de
la ACB también habrán tenido esa sensación. Una vez al mes, habrá doblete de
partidos en la misma semana, la única manera de completar una liga de 16
equipos a doble vuelta y finalizar la primera semana de abril. Una vez más las
ligas profesionales de cada país son claramente perjudicadas.
No es que me importe mucho que la ACB salga
perjudicada, es más, en mi fuero interno me alegro de que así sea. Siguen
enrocados en hacer caja y en potenciar que los de siempre acaben jugándose el
pescado, tan sólo la Copa es un soplo de aire fresco que me sigue cautivando.
La mejor liga de Europa está viviendo horas bajas, con
muchos equipos hipotecados hasta las trancas y teniendo que hacer muchos
esfuerzos por completar una plantilla digna. La mayoría de los clubes sufren
auténticas penurias para completar sus plantillas y tener al día sus pagos.
Todos los años vivimos con “angustia” los meses previos al inicio de la
competición, con la incertidumbre de cuantos equipos podrán afrontar con
dignidad la competición. Si además le añadimos el “maltrato” que dispensan al
basket los medios de comunicación, nos da un caldo de cultivo muy poco
estimulante para los sufridos patrocinadores.
Ahora la Euroliga ha asestado un nuevo golpe a la
maltrecha competición española y todo hace indicar que su objetivo es
convertirse en una futura NBA europea. Una vez más pasa por encima de todos y oferta
a los mejores clubes europeos una competición en la que poder lucirse de
verdad, eso sí, a su manera y con sus normas de obligado cumplimiento que todos
los clubes acatan sin rechistar. Madrid, Barcelona y Baskonia se han ganado el
legítimo derecho a formar parte de ella y, en ella, centrarán todo su potencial
deportivo, quedando en un segundo plano su liga doméstica.
Está claro que tanto la ACB, como la FEB de
Carbajosa, tendrán que sentarse a meditar si sus proyectos deportivos están en
consonancia con los duros tiempos que vivimos. Los desorbitados cánones de
participación que sufren los clubes tienen que ser revisados con urgencia, hay
demasiada gente viviendo cómodamente del esfuerzo de los clubes y con un oficio
más que cuestionable dentro de sus organigramas. Demasiada gente viviendo del
cuento.
Como siempre esperaremos (sin mucha fe) en que la
cordura anide en ambas organizaciones y sean capaces de darle una vuelta a ese
“agujero negro” en el que están inmersas. Si queremos que el basket tenga el
posicionamiento mediático que le corresponde algo habrá que hacer. Sinceramente
he de decir que no creo en su capacidad de auto-crítica y no espero que nada
cambie.
En un país en el que hay que votar dos veces para
que acaben ganando los que estaban……, la posibilidad de sorpresa es más que
escasa.
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