viernes, 22 de julio de 2016

Me quito el sombrero

La verdad es que lo que ha hecho el Real Betis Balompié por el baloncesto de Sevilla es acojonante. Independientemente de los intereses económicos (que seguro que la entidad futbolera los tiene), el haber dado ese paso adelante para desatascar la situación del basket sevillano es de elogiar. Otros han mirado para otro lado en la capital hispalense pero el Betis no.

El club andaluz, lejos de frotarse las manos por la posible desaparición del baloncesto, ha sido la única entidad deportiva que se ha “mojado”. Ha valorado mucho más la pluralidad de actividades de élite en la ciudad y ha obrado en consecuencia. Lejos quedan aquellos tiempos del Lopera y compañía que buscaban enriquecerse con el futbol, entes que jugaban a ser “dioses” del deporte enriqueciéndose a costa de sus socios y de las instituciones públicas.

El Betis ha dado una clase magistral de solidaridad y de compromiso con la sociedad hispalense, ejemplo que otros muchos clubes de futbol deberían de valorar y poner en práctica. Esa idea errónea de que el basket y el futbol son rivales irreconciliables no ha sido un inconveniente para el club bético. Se han lanzado a una maravillosa aventura de una forma valiente y con una responsabilidad social que echo mucho de menos en Gipuzkoa y en la mayoría de la piel de toro.

Creo que deberíamos tomar buena nota de este “rescate” y valorarlo como se merece. Se ha abierto una vía muy generosa de colaboración, ha primado más la ciudad y la supervivencia del basket en Sevilla, entre deportes históricamente antagónicos. Todas las actividades que potencien el nombre de una ciudad/pueblo/provincia tienen que sobrevivir a esta debacle económica que nos toca sufrir, de la manera que sea y sin mirarnos el ombligo.


¡¡Viva el Betis manque pierda!!

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