El enfrentamiento entre los equipos júnior de
Tabirako y Baskonia se saldó con una victoria local, victoria de raza y de no
amilanarse ante el poderío físico de tu rival, victoria de echarle huevos todo
el partido, victoria de esas de las que te acuerdas toda la temporada. Tabirako
fue un ejemplo de un baloncesto que se va difuminando en el tiempo, un
baloncesto con poco estilismo pero con mucho corazón, alocado pero efectivo y
con grandes dosis de testiculina para camuflar debilidades. Baskonia es un
grandísimo equipo pero que adolece de espíritu débil y poca continuidad en el
trabajo defensivo. Al igual que en Azkoitia, los alaveses vieron como se les
escapaba un partido que tenía que haber sido suyo.
La intensidad desplegada en el primer cuarto fue
impresionante, ambos equipos se lanzaron a un trabajo defensivo increíble y nos
deleitaron con un derroche de esfuerzo físico muy de agradecer. Tabirako se
mostró más contundente y ello propició que controlara su rebote defensivo,
faceta del juego en la que estaba en clara desventaja. En ataque buscó con
mucha fe el 1x1 y las penetraciones desde el lado débil, su circulación de
balón fue muy buena aprovechando la floja defensa baskonista de las líneas de
pase. Baskonia confió en su poderío físico en la pintura para diseñar su juego
de ataque, los interiores recibieron muchos balones que supieron finalizar con
acierto. En defensa se mostró intenso en el trabajo individual, pero no acababa
de ajustar bien en las líneas de pase, quizás sentirse tan superior en la
pintura condicionó el esfuerzo en esta faceta defensiva. Nos obsequiaron con
canastas increíbles, más propias de otras categorías, una exhibición de poderío
físico impresionante. Empate a 16, igualdad total en este primer acto.
El segundo cuarto fue menos vistoso ofensivamente
pero mantuvo la misma intensidad defensiva desarrollada en el primero. Los
locales se refugiaron en una zona buscando proteger mejor la pintura y les dio sus
frutos. El equipo alavés perdió la fluidez para abastecer a sus interiores y su
porcentaje de anotación mermó, recurrieron más al lanzamiento exterior sin
demasiada fortuna. Los de Durango seguían buscando el aro con rapidez y sus
ataques apenas duraban más de tres pases, pero su efectividad también bajó. La
superioridad física de los visitantes acabó imponiéndose y el aprovechamiento
de las segundas y terceras opciones les permitió imponerse por 12-15 y
marcharse con +3 al vestuario. La segunda parte prometía ser intensa y
divertida.
Tras el descanso los azules saltaron al campo con
fuerzas renovadas y elevaron la intensidad defensiva hasta el infinito.
Retomaron el control de su rebote desarrollado en el primer cuarto y el trabajo
en las líneas de pase le permitió recuperaciones con las que castigaron a sus
rivales, las transiciones rápidas les hicieron mucho daño a los alaveses. Baskonia
salió flojo de espíritu del vestuario, le costó mucho ponerse a trabajar y
cuando lo hizo no obtuvo recompensa, permitió que Tabirako controlara el
partido por completo y se pusiera por delante en el marcador. El juego de los
vitorianos parecía haber entrado en un agujero negro que podría traerles
funestas consecuencias. Victoria rotunda para los locales por 19-13.
Tabirako mantuvo la misma línea de trabajo en el
último cuarto y siguió mandando con firmeza en el partido, se aprovechó de la
falta de empuje de sus rivales que no encontraban la fórmula para salir de la
dinámica negativa en la que habían entrado, la falta de puntería local les
permitía seguir enganchados al partido y tener opciones de llevárselo. La
reacción baskonista llegó en el último minuto, cinco puntos consecutivos apretaron
el marcador hasta la mínima expresión y dieron paso a un recital de tiempos
muertos por parte de ambos equipos. A falta de 11 segundos los alaveses
dispusieron de la última posesión para hacer un buen lanzamiento que no llegó.
Las postreras faltas permitieron ampliar la ventaja a los de Durango que veían
como se llevaban un partido muy currado. Empate a 12 en el último parcial y
59-55 para los azules.
Un gran partido, la verdad es que hay días que
merece la pena levantarse pronto.
El baloncesto de provincias parece ser el caballo de
batalla de los alaveses.
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