Llevo tiempo
queriendo escribir algo sobre un tío al que mi profesión me ha concedido poder
conocerlo de cerca. Un baskonista de los
pies a la cabeza, al que el destino ha puesto a dirigir al equipo de su
vida. Han pasado ya unos días desde que desde las altas instancias decidieran
darle el mando a Ibon Navarro y a
pesar de que Baskonia no se ha clasificado para la Copa (fracaso donde los
haya, aunque no creo que por culpa del vitoriano, sino de la trayectoria del
equipo desde principio de temporada), se ve que pasito a pasito el equipo
empieza a enseñar algo de lo que la afición
de Zurbano lleva reclamando las
últimas temporadas.
No es fácil
hacerse cargo de un equipo donde las idas y venidas de jugadores ha sido una
constante. Es muy difícil intentar dar un poco de estabilidad a un grupo cuando
los jugadores no saben si van a jugar la próxima semana con estos u otros
compañeros. Y a pesar de todo se piden resultados. Porque cuando un club se ha
convertido en uno de los grandes, da
igual todo lo que pase alrededor, que tienes que seguir sacando resultados
positivos. Ibon, en cierta medida, lo ha logrado. Al igual que hace poco más de
dos años lo consiguió Zan Tabak.
El equipo
empieza a tener identidad. Las dos incorporaciones al puesto de base, lleva al
equipo a jugar a muchos puntos, puesto que los jugones es lo que necesitan. Pero sobre todo con Darius Adams se ha
conseguido una cosa que hasta ahora no se tenía: presión en la primera línea de
pase. El mayor protagonismo de Caseur
en cancha y sobre todo la llegada de Mirza Begic (el mejor fichaje del Baskonia
en los últimos tiempos) han dotado de una fortaleza al equipo, que a principios
de temporada carecía. Lo del esloveno es espectacular, no sólo por lo que él
pueda aportar, sino por el crecimiento como jugadores que ha generado en
algunos compañeros.
Pero todas
estas fichas del tetris hay que
acoplarlas y esa es la labor del entrenador. Hasta ahora el hoy entrenador del
Baskonia lo ha vivido como segundo. Ahora le toca demostrar su sapiencia y
valía como primero. El bueno de Ibon tiene todavía mucho trabajo por delante,
pero este equipo apunta maneras. Por lo menos la fiel afición baskonista ha
empezado a divertirse en algunos partidos y si consiguen hacerse un Tabak, mínimamente se llegará a las semifinales de liga,
y quizá entrar en el top 8 de Euroliga. Cierto es que más que soñar hay que
realizar, pero en lo que parece haberse convertido la revolución de los
segundos (Ibon, Durán, Hugo Lopez, Ruiz, Carrasco...) el Baskonia ha conseguido
estabilidad, y esa debe ser la primera piedra en la llamada refundación.
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