El 28 del pasado diciembre me escapé de mis
compromisos familiares, me pasé por la séptima edición del Torneo Internacional
que se organiza en Barakaldo en navidades. La verdad es que tenía ganas de ver
el nivel de Euskadi y presenciar las evoluciones de la roja, selección “condenada”
a realizar un buen papel a nivel internacional. La organización me pareció
perfecta, la gente de pista agradable y muy voluntariosa, el protocolo también
estuvo a la altura de un evento internacional y deportivamente pues tampoco
estuvo mal a pesar del dominio insultante de la selección Española.
Euskadi ya había hecho un grandísimo papel el día
anterior ante Hungría y tenían claro que con Polonia no sería diferente. Las
vascas trataron de marcar el ritmo del partido pero tan sólo tuvo recompensa en
el marcador en el último cuarto. Polonia aprovechó su superioridad en la
pintura y el desacierto ofensivo vasco para mandar en el marcador sin excesivos
alardes, no se empleó a fondo en ningún momento del partido y tiraron de su experiencia
internacional para ir sacando los cuartos. Euskadi se entregó a una noble lucha
en la faceta defensiva con un trabajo espectacular en el 1x1 y arriesgando a
tope en el 2x1, su caballo de batalla fue el rebote que no acertó a cerrarlo
con rotundidad. Ofensivamente buscó resoluciones rápidas haciendo hincapié en
las penetraciones y aclarados, la verdad es que el planteamiento fue muy bueno
pero no gozó del acierto necesario para liderar el marcador.
En un ejercicio de constancia y pundonor, Euskadi
hizo su mejor baloncesto en el último cuarto y tuvo contra las cuerdas a las
polacas que se durmieron pensando en que el partido lo tenían resuelto. La mala
fortuna condenó a las vascas a jugar un periodo extra con la mente y el
espíritu bastante agotados, cayó derrotada pero sin duda dio muestras de un
espíritu competitivo acorde con lo que se espera de un puñado de soñadoras
orgullosas de vestir la camiseta de Euskadi.
Sin duda, en una época del año donde se reclama la
posibilidad de poder competir como nación, el combinado vasco femenino dejó
claro que argumentos deportivos hay para ello, a pesar de que sólo había 58
personas en la grada hasta el descanso. Más de la mitad padres, madres, novi@s
de las jugadoras.
Un cero de lo más rotundo para todos los vascos que
aman el baloncesto, entiendo que la cita era de obligado cumplimiento para
todos. Quizás es que lo único que importa es que el futbol pueda acudir a citas
internacionales, quizás es que sólo el futbol es el único deporte que
representa los valores deportivos de la juventud vasca. Se nos llena la boca
con reivindicaciones que no hacemos nada por respaldar y encima menospreciamos
un evento de semejante calibre como es el de Barakaldo.
Me gustaría ver por un agujero cuantos jugadores / entrenadores
/ directivos del basket estuvieron presenciando “in situ” el partido de futbol entre Euskadi y Cataluña.
Entiendo que ver a las chicas suponía un esfuerzo inhumano
para cualquier vasco….., eso de levantarse para ir a las 10:00 a ver un partido
femenino en Barakaldo….., un esfuerzo cruel y despiadado sin duda.
Manda cojones que las gradas estuvieran después a
tope para ver a la roja………
Se nos ve el plumero……..
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