Ayer me tocó una noche de insomnio parcial en la que
me tocó reflexionar sobre el lado malo de las cosas. Cuando vives la infancia
de tus dos chiquillos con la pasión que lo hago yo las tensiones son habituales
y a veces, te generan un estrés extremo, en mi caso esa tensión acaba
reflejándose en el sueño. Cuando eso
sucede suelo tomármelo con filosofía y buscar estímulos positivos en mi mente
pero ayer me tocó desenterrar los negativos, a veces me sucede pero por suerte
no es lo habitual. Así que hoy toca escribir sobre estímulos negativos.
Treinta y muchos años en el mundo del basket da para
muchas situaciones, buenas y malas, que me ha tocado vivir. Las buenas siempre
tienen un peso importante, pero de vez en cuando el cuerpo te pide reflexionar
sobre las malas. El espíritu de autocrítica siempre ha estado presente en mi
vida y siempre he sido el primero en asumir mis errores y tratar de
solventarlos de la mejor manera posible. Por desgracia (o por suerte, quien
sabe) el resto del mundo no suele poner en práctica mi método y la autocrítica
suele brillar por su ausencia, quizás porque los egos exacerbados del personal
les impide pensar que la han cagado, allá cada cual con su mecanismo.
En mi caso, las decepciones personales siempre me
han llegado muy adentro. Cuando una persona me cae bien le entrego toda mi
confianza sin esperar nada a cambio….., bueno…., no es del todo cierto…..,
siempre espero de ella el mismo respeto que yo le profeso. En esa tesitura
cuando se producen esas decepciones me suelo quedar hecho polvo una buena
temporada. Le doy vueltas, vueltas y más vueltas tratando de entender esa traición personal que creo no merecer.
Por desgracia, el basket en mi vida me ha generado unas cuantas de esas
situaciones, algunas de ellas muy dolorosas, situaciones que no he podido
llegar a entender y a las que no les he conseguido encontrar ningún sentido.
No soy un tipo fácil, lo reconozco, mi afición a ir
de cara siempre ha generado tensión en el resto del mundo. El personal no está
acostumbrado a que le digan a la cara lo que pienso, aunque tengan claro que
son verdades como puños, a la mayoría
les jode tanta sinceridad y eso les genera un enroque irreal en sus posiciones
contrarias. Cuando se sienten atacados
tratan por todos los medios de cargar montones ingentes de mierda en mi
mochila, pero ya me cuido muy mucho de no soportar ese peso adicional que no me
corresponde. Yo no estoy en el poder de la razón absoluta, está claro, pero
tampoco tengo necesidad de asumir mierda de otr@s que no me corresponde.
El respeto siempre ha tenido un peso importante en
mi vida, de hecho ha sido una norma de obligado cumplimiento. Todo el mundo
goza de mi confianza hasta que la traiciona, en ese momento deja de existir
para mí o trato de alejar a esas personas transmitiéndoles la frialdad más
absoluta. Extenuante y agotadora esa forma de ser, pero con muchas ventajas……,
te liberas de seres de dudosa calidad humana que tratan de abrir tu mochila
para colarte su propia mierda. Siempre doy mucho más de lo que suelo recibir,
pero últimamente me estoy volviendo mucho más selectivo a la hora de mostrar mi
generosidad. Me estoy convirtiendo en un espíritu libre que no necesita que le
pasen la mano por la txepa para seguir viviendo, me siento muy orgulloso de mi
forma de entender la vida, es apasionante no tener que ser correcto y educado
con quien no te apetece serlo.
Los sabios dicen que las decepciones y los fracasos
te ayudan a forjar tu carácter y te hacen fuerte. En mi caso también me han
producido dolor, un daño colateral que he aprendido a sufrir / superar y me han
permitido seguir vinculado al mundo de la canasta durante más de tres décadas.
He conocido / vivido todos los estamentos de este deporte y siempre me he
entregado con una pasión desmedida a los colores que me ha tocado defender. Por
desgracia siempre me ha tocado convivir en esos estamentos con gente interesada
que se ha aprovechado de mi pasión y que después ha tratado de darme la patada cuando he sido molesto.
A tod@s ell@s les quiero transmitir mi enorme agradecimiento, gracias a
vosotr@s he abierto nuevos caminos en mi vida que han terminado enriqueciéndome
a pesar de vuestro mal rollo.
El lado malo de las cosas es una mierda, pero muy
necesario para una persona como yo que trata de no reincidir, de no cagarla con
gente vacía que solamente se mueve por el puto interés.
Por suerte, hasta de las peores situaciones, siempre
he sido capaz de sacar reflexiones positivas de mis experiencias. Por ello
tengo este blog y sigo viviendo el basket con la misma pasión que el primer
día.
Mañana vuelvo a la carga…., a hablar del basket que
veo y que vivo….., volveré a aparcar el lado malo de las cosas hasta dentro de
una larga temporada (espero).
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