El sábado me desplacé a Ortuella para vivir una
jornada del Campeonato de Euskadi Júnior, un evento que con los años está
perdiendo fuelle a pasos agigantados. Bizkaia se impuso en las dos primeras
jornadas y se proclamó campeón en ambas categorías por la vía rápida, además
dando un ejemplo de pundonor y de ganas de hacerlo. Araba no consiguió estar a
la altura y Gipuzkoa tan sólo inquietó un poco a l@s bizkain@s imponiéndose con
relativa facilidad a los alaves@s en la última jornada del evento. Muchas
ausencias en todos los combinados y no demasiado espíritu de sacrificio, en
líneas generales los corazones se quedaron en casa excepto los de los
anfitriones.
Como fiel seguidor de estos eventos en los últimos cuatro
años he de decir que, posiblemente, este haya sido uno de los peores que he
podido presenciar. Con todo mis respetos a l@s jugador@s participantes,
entrenador@s y al club organizador (gente asquerosamente
encantadora y servicial) he de decir que el nivel deportivo ha sido bastante
pobre en alaves@s y gipuzkoan@s. Está claro que la júnior es una categoría muy
complicada para poder contar con las mejores unidades en los combinados, hay
que tener en cuenta la enorme carga de trabajo de l@s jugador@s en sus
respectivos clubes y que, much@s de ell@s, doblan en las competiciones
autonómicas y nacionales. Si a esto le añadimos las fechas en las que se
celebra, en un puente muy goloso para disfrutar y con los exámenes llamando a
la puerta……, un caldo de cultivo nada favorable para un evento tan bonito como
es este.
Teniendo en cuenta todos estos condicionantes creo
que urge un replanteamiento a nivel deportivo del evento. La mayoría de los
combinados trabajan para el torneo los domingos por la tarde y hacen lo que
verdaderamente pueden, se limitan a establecer unas mínimas pautas de juego y
después se encomiendan al talento individual de sus componentes. Un@ de l@s
seleccionador@s, de cuyo nombre no voy a acordarme, me razonaba que su trabajo
se limitaba a generar buen ambiente e incidir en detalles que puedan enriquecer
un poco más a sus jugador@s, algo normal cuando el premio que obtienes en un
campeonato de este tipo se limita a un sentimiento provincial que cada vez está
más en decadencia.
Yo soy de los que cree que el júnior debería de ser
un escaparate para enseñar el talento que tiene cada provincia, un campeonato
en el que los clubes aporten con orgullo a sus mejores unidades para demostrar
que su provincia es la que mejor trabaja. Por desgracia los que toman la
decisión de participar en los combinad@s suelen ser los jugador@s y la
motivación que puede tener un@ Jugador@ que dobla en su club pues es más bien
escasa. Una buena manera de incentivar ese esfuerzo debería de ser tener un
estatal o algo parecido para el campeón, algo que supusiera un premio al
esfuerzo y que sirviera para demostrar al basket nacional que en Euskadi hay
algo más que los ACB, Liga Femenina y los equipos FEB. Sé que no es fácil hacerlo,
que buscar un consenso entre federaciones para dar una salida nacional a sus campeonatos
autonómicos va a ser poco menos que imposible, que haya buena predisposición
por parte de los clubes que aportan jugador@s....., ciencia ficción.
Creo que el basket necesita reinventarse para seguir
siendo una alternativa al fútbol y que necesita de la buena voluntad y
capacidad creativa de tod@s: clubes, federaciones territoriales, federaciones
autonómicas, jugador@s, aficionad@s y sobre todo, y ante todo, de nuestra
gloriosa FEB. Entiendo que la española tiene que dejar de ser una máquina de
recaudar dinero y centrarse un poco en innovar TODAS sus competiciones. Es muy
cómodo mantener unos sistemas de competición que sean rentables (muy rentables)
y deben de seguir existiendo porque son necesarios, pero también hay que
incentivar y dinamizar las categorías inferiores para que el volumen de
practicantes (y su motivación) se dispare hasta el infinito y más allá. En ese
aspecto el inmovilismo y el enroque es algo exasperante en el organismo que, se
supone, tiene que regir y marcar las mejores directrices para nuestro deporte,
un organismo donde, se supone, están las “mejores” cabezas pensantes del
baloncesto nacional.
Yo sólo soy un soñador que vive este deporte con la
mayor de las pasiones, quizás ese sea el problema. Sueño y anhelo una
generosidad que la propia sociedad en la que vivimos trata de anularnos por
completo. Por no hablar de l@s que se aprovechan de esas “virtudes” para luego joderte en cuanto molestas……
Quizás por eso nunca el basket ha sido mi sustento
económico, aunque he de reconocer que me hubiera gustado. Cuando tu forma de
ver las cosas es tan idílica y generosa las puertas se te van cerrando antes de
que puedas llamar a ellas.
Tampoco me ha importado, la verdad, puedo ir por la
calle con la cabeza muy alta, mirar a los ojos de la gente y con el orgullo de no haberme bajado los pantalones nunca…, aunque un poco de envidia (sana y malsana) siempre
he tenido….., todo hay que decirlo coño!!!
La sinceridad siempre como seña de identidad
personal.
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