miércoles, 14 de septiembre de 2016

Sin sorpresas

El sábado por la mañana conseguí hacerme un hueco en mi finde familiar y me escapé a ver un Cadete Femenino de Liga Vasca a Vitoria. Araba se enfrentaba a La Salle, primer partido de competición para ambos que se llevaron las bizkainas por un apretado 52-54. El resultado final refleja la igualdad de los dos equipos en estos inicios de temporada, a ambos se les notó que están en pleno proceso de adaptación y ello provocó un partido poco vistoso aunque sí muy intenso.

Fue un partido de rachas y en el que ninguno adquirió más de una decena de puntos de ventaja. Las alavesas comenzaron más equilibradas y ello le permitió llevar durante los primeros minutos el mando en el marcador. Pero La Salle comenzó a ver aro con facilidad y apoyadas en un potente juego interior se hicieron con el mando del electrónico.

La tónica del partido se mantuvo hasta el último cuarto. Ambos equipos echaron el resto y llegaron al tramo final con posibilidades de victoria, pero las bizkainas tuvieron la suerte de cara y consiguieron llevarse el encuentro. Alavesas y bizkainas demostraron que su cabezas no están todavía preparadas para cuarenta minutos de trabajo, algo normal en este tramo inicial de la competición. Tendrán que trabajar duro en la concentración si quieren tener opciones de pasar el corte.

En resumen, me encontré con lo que me esperaba.

Pero aparte del tema deportivo, mi visita a Divino Maestro tenía un plus importante de emotividad. El pabellón alavés fue donde un servidor debutó en Liga Vasca en su época de “trencilla”, cuando el basket era menos técnico y mucho más pasional. Roberto González fue mi compañero y los anotadores fueron Ana Rosa, Fernando y Nuria. Todavía me emociona mucho recordar aquel primer día, por fin conseguía uno de mis objetivos en el arbitraje y podía disfrutar de los mejores equipos de formación de Euskadi.

Divino Maestro no ha cambiado mucho, el suelo y una mano de pintura tan sólo. La gente que está al frente del Araba también es nueva, aunque siguen manteniendo ese espíritu que siempre ha caracterizado al club. Araba fue una de los clubes referencia dentro del basket alavés y de él han salido grandes jugadoras. Un pardillo como yo debutaba en la competición autonómica arbitrando a uno de los mejores equipos de la categoría cadete femenina, que más se podía pedir en aquella época.

Así que no me importó que no fuera un gran partido, me compensó volver a pisar esa mítica pista del baloncesto alavés, el lugar donde “eche los dientes” en el mundo del arbitraje.

¿Un moñas?...., pues sí, pero no me importa.


La vida está llena de buenos recuerdos que no hay que olvidar.

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