Que Navarro se lesione es algo que en las dos
últimas temporadas a nadie le pilla de sorpresa. Está claro que cuando te toca
sufrir faltas y faltas durante toda tu vida deportiva, tu organismo llega un
momento en el que te manda señales claras de que tu ciclo está llegando a su
fin. El Bueno de Navarro se resiste, es normal, cuando tienes ese espíritu
ganador te auto convences de que puedes con todo, pero la realidad es la que
es. Sin duda estamos en la antesala de la retirada de uno de los mejores
jugadores nacionales de las últimas décadas.
Esta es la novena lesión del escolta catalán en las
últimas dos temporadas, todas ellas en el tren inferior, en concreto esta no
tiene fecha de caducidad y va a depender de la capacidad de recuperación de su
cuerpo. Además llega en un momento jodido para el Barça que tiene la enfermería
bastante concurrida, la mayoría exteriores, pero sobre todo jodida para Navarro
que estaba pillando un ritmo de competición de lo más interesante para su
equipo.
Pero si algo tiene la “bomba” Navarro es que no se entrega ante las adversidades y el tío
va a volver a las pistas en cuanto vea un poco de luz. Él es así y lo va a
intentar acelerar de todas las maneras posibles, siempre ha sido un tipo
comprometido con su club y tratará de acelerar todo el proceso para volver a
anotar cuanto antes.
Pero claro, su mente y su cuerpo no están en
comunión desde hace bastante tiempo. Su cabeza le dice que puede, aunque su
organismo se empeñe en lanzarle mensajes para que se dedique a otra cosa. Históricamente
los grandes jugadores siempre se han aferrado a un clavo ardiendo para seguir
jugando y Navarro es uno de ellos, el desea fervientemente completar una buena
temporada y así poder retirarse como mandan los cánones, pero creo que su
organismo no le va a permitir ese deseo.
Quizás esa fijación que tiene por seguir al pie del
cañón está ensombreciendo un poco una trayectoria deportiva impresionante.
Much@s estarán pensando que lo alarga innecesariamente y que mejor estaría ya
de embajador del basket trabajando para la FEB, donde suelen acabar todos los
grandes que dejan de estar en activo. Personalmente sólo puedo agradecerle que
quiera seguir dejándonos su baloncesto, lleva muchas temporadas en la élite y
todavía no tiene un sustituto de garantías, no hay nadie que pueda asumir ese
rol de súper jugador nacional y que le deje en un segundo plano. Hasta cojo, su
presencia en el campo es inquietante y ninguna de las figuras emergentes en la
ACB es capaz de “sustituirle”.
Yo le animo a que aguante, una vez de empezar hay
que terminarlo, y que después deje las pistas. Que se entregue con pasión a los
múltiples homenajes que seguro recibirá y que ponga su imagen y su sabiduría al
servicio del basket, un jugador con esa trayectoria es imprescindible para las
jóvenes promesas.
En activo es muy complicado que nos pueda dar más de
lo que nos ha dado.
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