Apasionante
el segundo partido que presencié en Divino Maestro (58-59) entre el Araba y el
Gernika de Liga Vasca Cadete Femenina, no tanto por el juego (que no fue
extraordinario) pero si por la incertidumbre del marcador. Un par de malas
decisiones ofensivas condenaron a las locales a una derrota que no merecieron.
Las bizkainas solamente se esforzaron al máximo en el último cuarto donde
hicieron valer su enorme calidad para no tropezar. El resto del partido lo
dejaron correr sin aplicarse demasiado ni en defensa ni en ataque.
Hoy no
voy a detallar el partido, me apetece más hablar de las locales y la evolución
positiva que llevan desde que comenzó la temporada. La verdad es que fue la
casualidad la que me animó por primera vez a acudir a verlas, una configuración
de esas extrañas que suelo hacer de mi jornada de basket particular. No
albergaba grandes esperanzas de un basket exquisito, se que Ibón se va a
enfadar cuando lo lea, y la verdad es que no lo tuve.
Sin
embargo me engancharon. A pesar de estar verdes me demostraron que tenían una
cosa vital e importantísima para esto del basket: GANAS DE CRECER. Además su
entrenador, con el que no había tenido ningún tipo de relación, me pareció un
tío competente y que creía muchísimo en su estilo de juego y sobre todo en
TODAS SUS JUGADORAS, algo que tampoco suele ser muy habitual. Por si no hubiera
tenido suficiente, la hija de un colega de Arrasate juega en ese equipo, una
persona con la que viví cosas muy bonitas en una etapa pasada de mi vida. Un
buen caldo de cultivo para seguir visitándolas.
Es un
equipo muy joven y con mucho camino por recorrer, de hecho su plenitud en la
categoría debería ser la próxima temporada, en su segundo año de cadetes. Sin
embargo me ha sorprendido gratamente que colarse en la lucha por el título les
ha dado un plus de motivación a la hora de competir y en Divino están dando la cara
en la mayoría de los partidos, fuera de casa ya sabemos todos que es otro
cantar. No están cosechando las victorias que de verdad se merecen y van a
estar condenadas a luchar por no ser las últimas, pero eso es algo que su
entrenador ya tenía muy claro y que a mí me importa más bien poco.
Disfruto
mucho viéndolas y no me cuesta organizarme (me lo paso bien y me transmiten
muchísimo buen rollo) para visitarlas con relativa asiduidad. Además estoy
invirtiendo en futuro, porque tengo claro que si los astros no se alinean de
manera negativa la próxima temporada será un equipo a tener muy en cuenta.
El club
Araba siempre ha gozado de mi aprecio. A lo largo de mi vida deportiva siempre
he desarrollado mucha empatía con la gente que ha dirigido a sus equipos y con
l@s directiv@s, algo que no suele ser habitual cuando eres árbitro. En Vitoria
fue un referente del basket femenino durante muchos años y, en gran parte, es
un poco responsable del prestigio que disfruta en la actualidad. No hay que
olvidar que la PRESI (con mayúsculas) de Araski formó parte de su estructura en
sus categorías formativas, como Livia un montón más de grandísimas jugadoras.
Un club que ahora le toca estar en la “trastienda”
del basket, pero que sigue firme potenciando y trabajando por el basket
femenino.
Amigo
Luismi….., yo creo que Araba se ha hecho acreedor de un merecido reconocimiento
por parte de la Federación. Yo te lo dejo caer……..
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