La vida
es peculiar y caprichosa, tanto que te permite conocer y llegar a apreciar a
gente que nunca te lo hubieras planteado. El basket como la vida es caprichoso,
en mi caso me permitió conocer y tener relación con una persona con la que
probablemente no hubiera hecho ni el esfuerzo de conocer. Es un tipo al que
puedes acabar odiando por su carácter, pero en mi caso despertó un gran cariño.
Quizás su pasión desmesurada por el basket es lo que me permitió ver en él
virtudes donde todos los demás ven defectos.
Hace
muchos años que lo conozco tanto a él como a su hermano Xabi, ambos formaron
parte de unas generaciones de jugadores que el Ointxe gestionó allá por el
pleistoceno. Eran épocas de pasión desbordada en Arrasate, cuando el basket
arrebataba terreno al fútbol y en los mentideros sonaba el nombre de mi pueblo
como un sitio donde el deporte de la canasta empezaba a ser importante. La
persona a la que voy a dedicar este post formaba parte de un equipo de gente a
la que yo apreciaba mucho pero que, lamentablemente, acabé ignorando porque me demostraron
ser unos niñatos. Llegaron a dedicarme una pintada en el polideportivo de
Iturripe en la que en un euskera, puro donde los haya (kampora), me pedían que me marchara.
Pasaron
los años y de toda aquella gente que se le llenaba la boca con el basket solamente
quedó Iñigo. Quizás el más loco, el más inestable, pero el único que le DOLÍA
EL PECHO cuando se alejaba de un campo de basket. Nuestras vidas se cruzaron
nuevamente y me demostró que realmente había pasión por el basket y por el
Ointxe. No dudé en pedirle que formara parte del primer cadete comarcal y que
me ayudara en un proyecto que podía significar el principio de una nueva era en
el basket del Alto Deba.
El me
lo entregó todo, lo bueno y lo malo, Iñigo no sabe hacer las cosas de otra
manera. Traté de transmitirle mi experiencia adquirida y creo que algo quedó
dentro de él, desde luego conmigo cumplió y sólo puedo decir cosas buenas como
compañero de aventuras.
Como
entrenador es una persona que genera mucha tensión en los banquillos. Genera
tensión a los árbitros, genera tensión al otro equipo, genera tensión a la
grada....., genera tensión a todo el mundo. Es tan sumamente visceral que
cuando se "mueve" todo el mundo está pendiente de él. Genera un descontrol
en todo el mundo que incomoda bastante. No creo que lo haga a propósito, el es
así, es un descontrolado que sólo piensa en su equipo, en sus colores y en
GANAR, algo habitual en la gente que no se ha comido nada en este mundo y tiene
la sensación de que "ya le toca".
Pero
hay algo dentro de él que te llega, algo que te hace apreciarle como persona,
quizás su fragilidad, su capacidad de hundirse en la miseria y resurgir cual
"ave fenix" al cuarto de
hora, esa es una virtud que he admirado siempre de él. Por lo general es una
persona que nunca va a caer bien al resto del mundo, pero quizás por eso es
alguien al que profeso mucho respeto y al que tengo apuntado en mi agenda.
Yo
tampoco es que sea un cúmulo de virtudes y quizás por eso me cae bien gente que
la mayoría del mundo rechaza. Quizás es porque he hecho un esfuerzo por conocer
algo más que esa barrera superficial que planta como escudo, impenetrable e
inexpugnable. El sábado le vi ganar en Azpeitia, como siempre ha dejado su
"impronta" en el campo y ha generado tensión..........
El brillo de sus ojos tras la victoria es algo difícil de explicar. Se
sentía el ser más privilegiado de la tierra y seguro que le va a durar unos
cuantos días.
Genio y
figura........
Si señor gran tipo.....buen tío y gran runner tambiem.....como haga entrenar como entrena el running....que os pille confesados.....siempre corriendo con una sonrisa en la boca
ResponderEliminarYo le conozco en otra faceta del deporte.. Y es exactamente así.. Tozudo y muy visceral.. Pero es un gran tipo que hace lo que le gusta y disfruta con ello te aprecio mucho.. Amigo Iñigo...!!
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