La verdad es que llevaba bastantes semanas sin ver
un partido “completo”, que te
engancha desde el principio hasta el final, en el que los jugadores mantienen
un nivel alto durante los 40 minutos, con pocas perdidas de concentración y
mostrando una ambición brutal. Si además le añadimos el trabajo táctico
desarrollado por ambos equipos pues tenemos dos horas de un muy buen
baloncesto. El duelo Glual Vs Easo me concedió ese privilegio
el sábado por la mañana.
El comienzo del partido estuvo marcado por una
igualdad brutal en todas las facetas del juego. Ambos equipos optaron por una
defensa individual muy intensa, con el control absoluto de las líneas de pase,
un planteamiento muy serio en el rebote defensivo y una agresividad total en el
2x1. Evidentemente, una defensa de este calibre destruye cualquier posibilidad
de desarrollar un juego ofensivo vistoso. Las imprecisiones provocaron un
porcentaje altísimo de pérdidas. Glual demostró paciencia en el ataque estático
(correr no fue una prioridad) y sus movimientos encontraron recompensa en el
marcador. Easo buscó resolver rápido y en carrera, se encontró cómodo y supo
resolver bien. Los locales se llevaron la victoria por 16-14.
Mucho más ritmo tuvo el segundo cuarto en el que las
pérdidas disminuyeron y el juego ofensivo fue mucho más fluido. Easo siguió
manteniendo su apuesta por una defensa individual agresiva, pero Iraurgi apostó
por alternar las defensas. Consiguió frenar las transiciones rápidas de los
donostiarras y les condenó al ataque estático, faceta en la que no se
encontraron cómodos. Los porcentajes de anotación estuvieron parejos y nos
deleitaron con canastas hermosas, canastas de raza, canastas de calidad.
Iraurgi se llevaba el segundo cuarto también por 18-16 y se percibía que el
rebote podría ser la clave para llevarse la victoria.
Tras el descanso las dos escuadras siguieron a tope,
no se relajaron ni un segundo, de nuevo se manifestaron con la máxima
intensidad en el campo. Iraurgi llevó la iniciativa la mayor parte del tiempo,
consiguió marcarle los ritmos a un Easo que no acababa de sincronizarse. Dominó
el rebote ofensivo y eso le permitió tener secuencias largas de ataque, mucho
desgaste defensivo para los donostiarras. Pero en el minuto ocho llegó la
perfección, la mejor versión de Easo hizo acto de presencia, tomó las riendas
del partido y desmanteló la defensa local. Mientras las rotaciones de Iraurgi
no daban un buen rendimiento, los visitantes encontraban su quinteto perfecto y
se ponían por delante en el marcador (19-27), parecían haber resuelto los
problemas que les bloqueaban.
Se auguraban problemas para los locales en el
comienzo del último cuarto, sus rivales seguían enchufados y no tenían
intención de dejar de hacerlo, un tiempo muerto trató de ordenar las cosas y
consiguió que el trabajo defensivo de Iraurgi fuera bueno pero en ataque seguía
habiendo mucha oscuridad. Un 2+1 pareció abrir el cerrojo donostiarra y
coincide con la plenitud defensiva local a cuatro minutos para el final, esos
minutos que siempre te gustaría afrontar con los deberes hechos cuando juegas
contra los equipos de Azpeitia. El carácter Iraurgi desembarcó en Azkoitia
cuando más hacía falta, ese carácter que te suele dar disgustos cuando diriges
el banquillo de enfrente. Iraurgi se hizo con el control absoluto del juego
gracias a su intensidad defensiva, además en ataque gestionó todas sus
posesiones de una manera soberbia y con unos porcentajes de anotación casi
perfectos.
Easo se encontró con la última posesión en sus manos
y -1 en el marcador, pero los donostiarras no pudieron superar la defensa local
y vieron como sonaba la bocina sin llegar a tirar.
70-69 fue el resultado final de un partidazo, un
partido en el que la derrota es injusta para el que la sufre, le tocó a Easo
pero también podía haber sido Iraurgi el derrotado.
La suerte es así.
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