martes, 23 de diciembre de 2014

ME SIGUE SIN GUSTAR

Hace unos años me pronuncié al respecto de estas fiestas que se vislumbran en la penumbra de diciembre, curiosamente ha sido el artículo más leído de este blog. Manda huevos que no hable de basket en él, me da que pensar. Reconozco que el poco entusiasmo sigue anidando en mi cuerpo y me da una pereza del copón que llegue. Que no me da la gana que me invada el buen rollo y los buenos deseos. Que le den por el saco a la navidad.

Sin embargo voy a tener que camuflar la mala baba que me genera estas celebraciones, no me queda otra, los poseedores del 50% del patrimonio familiar tienen que disfrutar de una manera objetiva de estas fechas. Para mis hijos tiene que ser una época divertida, pasamos mucho tiempo juntos, hay muchas luces y muchas actividades especiales, una ruptura de rutina total. Están en la época de disfrutar a tope de todo el colorido navideño, con toda su inocencia, sin esas malformaciones de espíritu que nos van saliendo con los años.

Un árbol de navidad que ya luce en mi casa fue el pistoletazo pre-festivo, el montaje, la instalación de todos los atrezos (bombillas incluidas) supuso un subidón para ambos. Para nosotros también es un subidón ver la ilusión en sus caras en plena faena, a pesar de los gritos por la indisciplina organizativa la sonrisa no se borró de nuestras caras. Santamasak, txoronpio, olentzero, año nuevo y reyes, han sido y serán las citas con la ilusión, por supuesto sin ningún matiz religioso de por medio. Eso ya lo decidirán ellos cuando crezcan. Animales, carteros zancudos, el señor de barbas, los saltos de esquí y los tres borbones en camello van a pasar por delante y van a provocar ilusión.

Yo pienso estar en esas citas porque me apetece sonreír, tengo ganas de impregnarme de todos esos estímulos positivos que transmiten los niños en esos momentos. Algún lloro habrá eso es seguro, el señor de barbas genera confusión, ¿cómo es posible que un señor tan feo sea capaz de ser tan generoso? Pero bueno serán momentos muy puntuales que también nos harán sonreír a pesar del susto.

Seguiré respetando a la señora de 83 que me ha obligado a estar presente en este mundo. Ella sigue a piñón con las tradiciones y tenemos la obligación de darle un gusto, dejar que se sienta importante, dejarle que se pegue una innecesaria currada gastronómica que acabaría con el hambre en algunas zonas de África. Yo no voy a ser el que le diga que no haga nada, cumpliré religiosamente con los rituales y le transmitiré buen rollo. Hay cosas que no se deben discutir con una madre.

Seguiré siendo descortés, muy descortés, extremadamente descortés con la esa parte de la civilización que se empeña en ser inmaculad@s en esas fechas, es@s que durante el resto de año no hacen más que dar por el culo pero que se trasforman en sant@s por gracia divina. A mí que ni se me acerquen.

No pienso mandar ni un puñetero wsap deseando buen rollito, algo que no pilla de sorpresa a los que me conocen, tanto pasteleo me pone del hígado. Así que dependiendo de las cantidades de crianza, lo más probable es que acabe enviando un mensaje deseando una penosa y lamentable navidad a los más cercanos. Donde hay confianza da asco.

Pues eso……, que la Navidad es una mierda, me mantengo firme en mis pensamientos.


Que os sea leve.

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