Hace algunos días leía en un medio de comunicación,
de cuyo nombre no quiero acordarme, que el presidente de la FEB se sentía
orgullosísimo de tener un montón de patrocinadores para este mundial. Se
mostraba orgulloso de que empresas importantes se habían involucrado en el
proyecto del mundial a tope y que incluso, se habían permitido el lujo de
rechazar patrocinios porque no encajaban dentro del perfil que ellos buscan.
Uno no deja de sorprenderse al leer estas cosas, la verdad.
Todo el que quiera aportar su capital para el
fomento de eventos deportivos bienvenido sea. Por descontado que si son para el
baloncesto mejor, con los tiempos de austeridad económica que corren estas
almas caritativas que deciden soltar tela a cambio de publicidad merecen una
placa en el ministerio del deporte. Es un evento de repercusión mundial y hay
que dejar alto el honor de la piel de toro, en eso estaremos todos de acuerdo.
Sin embargo me resulta una actitud un poco
prepotente eso de rechazar a patrocinadores que no encajan en el perfil. Quizás
no haya sido la intención de Sáez sacar pecho, sino simplemente demostrar que
el baloncesto español tiene un apoyo tan sumamente importante que hay empresas
a las que hay que decirles que no. Pero la verdad es que cuando lo lees te
quedas con esa mala impresión y piensas: “será
capullo el tío” (desde el cariño, por supuesto)
Estamos cansados de ver como muchos proyectos
deportivos cierran sus puertas porque son incapaces de reunir los euros
suficientes para salir a competir, muchos de ellos en las competiciones que
dirige, organiza y gestiona la FEB. Porque hasta hace bien poco la ilustre
Federación Española de Baloncesto ha puesto unos cánones de participación
absolutamente abusivos y desproporcionados, le ha costado bajarse del burro y
ceder un poco con los clubes (solamente un poco) para darles facilidades
económicas. Tengo claro que este gesto no ha sido por el bien del basket
español, simplemente ha sido para mantener una serie de competiciones que
muchos nos hemos cuestionado la validez deportiva de su existencia. Cuestión de
currículo federativo.
Me planteo que si ha sido tan fácil captar
patrocinio para este evento, porqué narices no hacen el mismo esfuerzo para captar
euros para sus competiciones. Conseguir un par de almas caritativas significaría dar facilidades a los clubes para
salir a jugar. Una bajada considerable de las tasas (impuestos revolucionarios
más bien) conllevaría más pasta para la infraestructura de los clubes y como
consecuencia aumentarían el número de participantes en las competiciones.
Quizás lo que la FEB pretende es eliminar los proyectos deportivos austeros y
quedarse con los que tienen más poder de autofinanciación, al menos esa parece
su política.
Lo que queda claro es que los clubes siempre son los
que se tienen que buscar la vida y no me parece mal puesto que los proyectos
deportivos profesionales tienen que autofinanciarse. Pero me parece injusto que
los currelas, los que siempre van a estar condenados a la zona media/baja de
las competiciones nacionales, los que llenan pabellones cuando juegan en casa y
tienen sus categorías formativas llenas de participantes que sueñan y viven
baloncesto, se vean obligados a no dar el paso de calidad porque la mitad de su
posible presupuesto se lo lleva la FEB.
Sin el esfuerzo de esos clubes por estar en la
élite, las competiciones nacionales serían meros cuadrangulares a triple o
cuádruple vuelta para hacer partidos, que no se nos olvide.
En muchos casos, estos clubes modestos son los que
aportan un número infinito de fichas, dan cobertura a un montón de jugador@s
que practican baloncesto.
Si la memoria no me falla, uno de los principales
objetivos de las federaciones nacionales tiene que ser tener el mayor número de
fichas posibles. Ese esfuerzo merece algún tipo de recompensa creo yo.
Aunque igual estoy equivocado.
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