Como no podía ser de otra manera, el primer artículo
de esta nueva etapa tenía que dedicarlo al flamante subcampeón de la ACB. Ese
súper equipo que se pensaba llevar de calle la Copa, la Liga y la Euroliga, al
final se ha tenido que conformar sólo con la Copa, que pobre bagaje para un
presupuesto tan amplio y una plantilla tan sumamente extensa y con tantos
recursos posibles. Lo siento el campeón ha sido el Barça.
A pesar de todo no hay que ser necios y reconocer
que el Madrid ha sido un equipo de asustar durante gran parte de la temporada.
En algunos momentos ha parecido una máquina perfecta de hacer baloncesto, con
un acierto impresionante y con una capacidad creativa difícil de parar. Sergio
Rodríguez ha sido el mejor base de la liga con diferencia y lamentablemente
cuando su cabeza no ha estado en el campo (o no lo ha estado al 100%) los
problemas han llegado para los merengues.
El amigo Rudy en su línea de súper estrella ha sido
un lastre para el equipo a lo largo de ésta serie final. Desacertado,
desquiciador y desquiciante, taladrando a los árbitros en absolutamente todas
las decisiones hasta que los trencillas, pues eso, con las pelotas bastante
hinchadas han mirado para otro lado en muchas ocasiones. Este chico no va a
aprender en la vida que el respeto hay que ganárselo y como él trata de hacerlo
pues se consigue todo lo contrario. Navarro será un chulo, pero sabe cuando hay
que hablar y cuando hay que sonreír socarronamente. A ver si aprendes chico.
Otro que se ha lucido ha sido el amigo Laso (alias
“todo el mundo está en mi contra”, “nadie me quiere”, “nadie me respeta”) que
se ha visto superado por el devenir de la serie. Sin sus dos referencias
ofensivas inspiradas y con poca capacidad para que el resto de la plantilla
bajara el culo en defensa, empezó a cambiar cromos en el campo buscando el
milagro, pero desgraciadamente no acertó. Su política de buscar al enemigo en
el gremio arbitral tampoco estuvo lo que se dice acertada y pasó lo que pasó.
Los que me habéis seguido ya sabéis que soy de los
que piensa y desea que el Madrid debería perder siempre, por lo que debéis de
imaginaros la enorme felicidad que invade mi organismo. Cuando perdió la
Euroliga ya me pegué un alegrón de narices, pero ahora mucho más. No soy del
Barça (tanto monta, monta tanto) pero si anti merengue. No me gusta esa aura de
grandeza y soberbia que está instaurada en esa institución.
Gran parte de la culpa de ese sentimiento anti
blanco que anida en mí la tiene el BOE del Madrid. Cuánto daño le está haciendo
el Marca a ese club. Abrir ese panfleto deportivo da grima, cuando ganan porque
son casi divinidades bajadas del Olimpo y cuando pierden es que siempre van
contra ellos.
Pesados!!!!!
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