“LA ALEGRIA Y LA TRISTEZA…….

….viajan en el mismo tren”, como bien dice Fito. Ayer el proyecto Lagun Aro Gipuzkoa Basket se aseguró su permanencia en la mejor liga europea, una temporada más. La provincia puede sacar pecho y presumir de que su equipo más representativo va a seguir donde le corresponde estar.

Los pupilos de Laso no dejaron pasar la oportunidad y sumaron ante el CB Granada su decimoprimera victoria por 75-64. Tuvieron que trabajar y no consiguieron cerrar el resultado hasta el tramo final del encuentro. Un gran segundo cuarto (22-13) de los donostiarras dejó el partido muy encauzado, pero los granadinos están siendo un ejemplo de lucha y pundonor (no se han abandonado  y  siguen peleando todos los partidos). Un ejemplo de profesionalidad y sobre todo de dignidad deportiva. Apretaron tras el descanso y metieron el miedo en el cuerpo en el último cuarto (15-20 de parcial)

Al final, la clara superioridad del Lagun Aro en la pintura y unos inspirados Baron (14 ptos + 2 rebotes) y Lorbek (13 ptos + 3 rebotes) acabaron con las esperanzas de los visitantes. Victoria y permanencia asegurada a falta de tres semanas. La alegría se desató al final del encuentro y los jugadores lo celebraron con los 3890 espectadores que presenciaron el partido.

3890 espectadores. ¿Qué pasa en Donosti? ¿Qué pasa en la provincia?

Ayer presencié un rato el partido por la tele, no pude verlo entero. Lo primero que me llamó la atención fue el desolador aspecto que presentaban las gradas de Illunbe, semi vacias. Impropio de un partido tan importante como el que disputaban ayer. No consigo entenderlo. Una provincia como la nuestra, terriblemente bien considerada dentro del basket estatal, con un volumen de practicantes tan importante y no somos capaces de llenar el pabellón en uno de los partidos claves de la temporada!!!!!

Surrealista.

No sé qué pasa. La UPV jugando en familia en el Gaska, el Lagun Aro con sólo 3890 espectadores jugándose la salvación……..

Igual es que NO nos merecemos lo que tenemos.

Si este es el apoyo que damos a nuestros equipos punteros, que nadie se rasgue las vestiduras cuando los inversores no quieran poner pasta.

Es nuestra cruda realidad. Siempre condenados a la miseria.